Amarelinha – dibuje ali de áquel lado. No, no. Deje las sillas donde están de otra forma impiden el pasage – ordenaba Choco que entendia todo de juegos en las calles.
- Berthaaaa, donde pusites el peón y la peteca.?
- Luego alli, en la mesa. Ves?
Sara! que linda estas de marinera! No creo!. Tu dentro de mi vestido? Imposible.
Mira la ropa de Silvio e Choco – tambien estan de fantásticas - sonreia la niña gigante de la Nova Trova. De Raimundo nada. Cuanta demora. Asi no aguantamos. Vamos jugar mientras él no llega – insiste Sara.
En la mesa, um cake en forma de trencito algunos juguetes bobos y toda la sala adornada com preservativos inflados de aire y pintados de diversos motivos. Más bello imposible. Para beber água de Jamaica, de limón, mineral minorando el calor de tanta traquinaje. Saltar, reir, sambar um sincopado numa explosión de alegria.
No sé pero pienso que jamás hemos vividos momentos de tanta felicidade y pureza, entre los 30 y los 25 años, como estes en que poetas, trovadores, pintores acudian rápido a la hora de reir e cantar a todas las noches cubiertas por la luz de la luna, salpicada de estrellas, entre las muchas batallas trabadas y los pocos momentos de paz - comemorar los 20 e picos años de Raimundo y su pasión por Zenaide y vice-versa.
Silvio e yo ensaibamos unos passos de um batucada salida de um long play – Bahia de todos os deuses, dejando el corazón taquicardico de alegria. Acertar los passos festejabamos orgullosos. Yo uma brasileira sin jingado él tímido de doler el alma. Ganaríamos cualquer concurso si entrassemois en él. Ni lo dudo.
Roger me echaba mirada de arrepiar. Este muchacho todavia iba gañar um pedacito de mi corazón no fuera el celo de Nelson y la pasión que Nicola lograba ocupar em todos mis dias.
Se me olvidaba decirles. Raimundo nos creó borrachos,empinó una botella de ron, dormió y nunca supo que terminamos la fiesta em uma magnífica guerra de cake.
Sentadas en la terraza mirando la puesta de sol Sara, los amigos de siempre, la sonrisa de Diana recojiamos el passado entre unos tragos de ron, la voz de Alcione al fondo, y la felicidade de estar ali.
Acaba de llegar de Rio e como siempre que podia dava um brinco primero en casa de Sara, la compañera intranable para nutrirme de su eterna alegria, ternura e majaderia.
Este dia buscabamos motivos para sonrieir pues Nicola se habia ido y nos dolia fondo. Muy fondo.
Hoy los recuerdos se chocan en mi neurônios , divido con los de entonces la felicidad de haber convivido contigo tantas luchas e intermináveis alegrias.
No hay definición para saudade tu lo sabes bien, como tampoco no hay adjetivos suficientes que puedan nombrarte. Te amo, asi no más guerreira, juguetona, cantante singular, múltiple compañera. Siempre.
- Berthaaaa, donde pusites el peón y la peteca.?
- Luego alli, en la mesa. Ves?
Sara! que linda estas de marinera! No creo!. Tu dentro de mi vestido? Imposible.
Mira la ropa de Silvio e Choco – tambien estan de fantásticas - sonreia la niña gigante de la Nova Trova. De Raimundo nada. Cuanta demora. Asi no aguantamos. Vamos jugar mientras él no llega – insiste Sara.
En la mesa, um cake en forma de trencito algunos juguetes bobos y toda la sala adornada com preservativos inflados de aire y pintados de diversos motivos. Más bello imposible. Para beber água de Jamaica, de limón, mineral minorando el calor de tanta traquinaje. Saltar, reir, sambar um sincopado numa explosión de alegria.
No sé pero pienso que jamás hemos vividos momentos de tanta felicidade y pureza, entre los 30 y los 25 años, como estes en que poetas, trovadores, pintores acudian rápido a la hora de reir e cantar a todas las noches cubiertas por la luz de la luna, salpicada de estrellas, entre las muchas batallas trabadas y los pocos momentos de paz - comemorar los 20 e picos años de Raimundo y su pasión por Zenaide y vice-versa.
Silvio e yo ensaibamos unos passos de um batucada salida de um long play – Bahia de todos os deuses, dejando el corazón taquicardico de alegria. Acertar los passos festejabamos orgullosos. Yo uma brasileira sin jingado él tímido de doler el alma. Ganaríamos cualquer concurso si entrassemois en él. Ni lo dudo.
Roger me echaba mirada de arrepiar. Este muchacho todavia iba gañar um pedacito de mi corazón no fuera el celo de Nelson y la pasión que Nicola lograba ocupar em todos mis dias.
Se me olvidaba decirles. Raimundo nos creó borrachos,empinó una botella de ron, dormió y nunca supo que terminamos la fiesta em uma magnífica guerra de cake.
Sentadas en la terraza mirando la puesta de sol Sara, los amigos de siempre, la sonrisa de Diana recojiamos el passado entre unos tragos de ron, la voz de Alcione al fondo, y la felicidade de estar ali.
Acaba de llegar de Rio e como siempre que podia dava um brinco primero en casa de Sara, la compañera intranable para nutrirme de su eterna alegria, ternura e majaderia.
Este dia buscabamos motivos para sonrieir pues Nicola se habia ido y nos dolia fondo. Muy fondo.
Hoy los recuerdos se chocan en mi neurônios , divido con los de entonces la felicidad de haber convivido contigo tantas luchas e intermináveis alegrias.
No hay definición para saudade tu lo sabes bien, como tampoco no hay adjetivos suficientes que puedan nombrarte. Te amo, asi no más guerreira, juguetona, cantante singular, múltiple compañera. Siempre.