por Danny Glover y Saul Landau
Hora de partir, el momento más doloroso de la visita a Gerardo Hernández. Un guarda de la prisión anuncia: “La hora de visita ha terminado”. Gerardo se pone contra la pared junto a los otros presos. Nosotros estamos de pie entre las esposas, hijos y madres. Finalmente, la pesada puerta de metal, controlada electrónicamente, se abre. Gerardo levanta un puño triunfante. Hacemos lo mismo. El se queda en el Infierno (ahora por 13 años). Nos vamos.
Manejamos de la penitenciaría de Victorville al aeropuerto de Ontario California, analizando el absurdo de cinco cubanos (uno en precaria libertad condicional) que ayudaron a los Estados Unidos a combatir el terrorismo pero permanecen encerrados en penitenciarías federales mientras Luis Posada Carriles, quien orquestó el sabotaje de 1976 a un avión de Cubana (73 murieron), cena en los mejores restaurantes de Miami. Entre sus visitas al proctólogo, Posada y otros lunáticos vejestorios, continúan maquinando la violencia contra Cuba.
Los jueces de la Corte Federal de Miami decidirán acerca de la apelación de Gerardo, que presenta nuevos hechos y evidencias: el abogado de Gerardo admite ahora haberlo representado de manera inadecuada; nuevos documentos revelan pagos realizados por el gobierno norteamericano a “periodistas” radicados en Miami quienes ofrecieron historias negativas acerca de los cubanos acusados, contribuyendo a condicionar la atmósfera del juicio. Finalmente, el gobierno norteamericano continúa negándose a entregar su mapa “secreto” que muestra el punto exacto donde, el 24 de febrero de 1996, Migs cubanos derribaron dos aeroplanos de Hermanos al Rescate. Los cubanos alegan que los incidentes ocurrieron en el espacio aéreo cubano, es decir, que no hubo delito alguno. Washington insiste en que los aviones fueron atacados en el espacio aéreo internacional, pero el NSA dijo que no podían revelar el crucial diagrama: “seguridad nacional”. Gerardo no jugó parte alguna en el drama –independientemente de dónde haya ocurrido el incidente.
Concordamos en que la política estadounidense hacia Cuba linda con lo absurdo. Por ejemplo, el Departamento de Estado colocó a Cuba en su lista de estados terroristas aunque los Estados Unidos hayan hecho de Cuba una víctima de ataques terroristas, que Cuba no ha reciprocado. Pero Ileana Ros-Lehtinen, jefa del Comité de Asuntos Internacionales del Senado, arguyó que “los Estados Unidos no deben negociar con un estado promotor del terrorismo”.
Esto estaba relacionado con su objeción a cualquier enfoque humanitario por parte de los Estados Unidos para liberar a Alan Gross. Convicto en Cuba por actividades relacionadas con la política de cambio de régimen promocionada por la USAID. Gross debe cumplir su sentencia de quince años o esperar a que el ejército de su país “libere” la isla. Ros-Lehtinen llamó al pueblo cubano a asesinar a Fidel Castro (ver el film de Landau QUE SE PONGA DE PIE EL VERDADERO TERRORISTA).
La retórica no sirve apenas a los intereses de Gross. Gracias a Ileana, podría permanecer en prisión hasta los 75 años de edad. Él extraña a su familia, tal como la extrañan los cinco cubanos en las prisiones estadounidenses. Al igual que Alan, también tienen familiares enfermos de gravedad. “Cuando mi madre murió en el 2009, yo no estaba en Cuba para enterrarla”, dice Gerardo.
Gerardo nos contó que él y Adriana, de 42 años, desean niños. Como también otro miembro de los cinco, Fernando González y su esposa. Los Estados Unidos le niegan las visas a sus conyugues. El tiempo se está acabando. El rostro de Gerardo deja ver un destello de angustia.
El caso de los Cinco recibe poca publicidad. No así el de Alan Gross, un contratista norteamericano sentenciado a 15 años por actividades destinadas a socavar el gobierno cubano . Los casos de Gross y de los Cinco son, sin embargo, diferentes. Gerardo recibió dos cadenas perpetuas más 15 años por conspiración para cometer espionaje y alentar y colaborar con un crimen –por supuestamente proporcionar información (que era pública) a las autoridades cubanas sobre los fatales vuelos de Hermanos al Rescate el 24 de febrero de 1996. Dado que el juicio tuvo lugar en Miami, la acusación no necesitó mostrar evidencias para ninguno de los dos cargos. ¡Imagínense a cinco judíos siendo juzgados en Berlín en 1938!
Tal vez Gross no comprendió la naturaleza de su misión, entrenar, de forma clandestina, a disidentes en el manejo de redes satelitales cerradas, con fines subversivos. “Los Cinco vinimos a La Florida para detener el terrorismo, no para desestabilizar el gobierno norteamericano”, dijo Gerardo.
Ciertamente, explicó Gerardo, Gross y los Cinco Cubanos son prisioneros y quieren volver a casa. Pero, añadió, “los medios de difusión reportan con regularidad acerca del judío-norteamericano encarcelado en La Habana por, supuestamente, ayudar a la comunidad hebrea a obtener tecnología de internet. Los líderes cubano-hebreos niegan que Gross haya ido a ayudarles. Las sinagogas en Cuba tenían acceso a internet mucho antes de la "visita" de Gross”, aclaró.
Ni, sonrió Gerardo, “entramos en los Estados Unidos con visa de turista, como hizo Gross”. En sus visitas a Cuba, “Gross nunca le dijo a sus contactos allí que era un contratista gubernamental al servicio de una política norteamericana de cambio de régimen. Imagínense a Cuba enviando agentes para derrocar el capitalismo e instalar un gobierno socialista. ¡Vaya! Salud pública gratis para todos – sencillamente porque todos los seres humanos la merecen”.
Gerardo se conduele por los problemas de salud de Gross. Alan recibe atención médica especial y no convive con criminales convictos. Los Cinco Cubanos dejaron de recibir con frecuencia atención médica en las prisiones de los Estados Unidos. Cuba ha permitido a Judy Gross visitar a su esposo.
Recientemente, grupos de judíos protestaron frente a la Sección de Intereses Cubana en Washington. Sus carteles que rezaban “Cuban Gross Injustice” [juego de palabras; “gross” significa “gruesa” o “grosera”] no hacían referencia a los Cinco Cubanos. Ellos, como el gobierno norteamericano, reclaman que Cuba libere a Gross. No le piden reciprocidad al gobierno de Obama: que libere a los cubanos, que han cumplido ya 13 años.
Obama podría hacer un gesto humanitario al liberar a los Cinco Cubanos. Cuba ya ha “expresado al gobierno de los Estados Unidos su voluntad de hallar una solución humanitaria al caso de Gross sobre bases recíprocas” (Nota de prensa del gobierno cubano. Diciembre, 2011).
Los medios de difusión estadounidenses ignoran las declaraciones de 10 Premios Nobel, Amnistía Internacional y el Grupo de Trabajo sobre Detenciones Arbitrarias de la ONU. Todos concuerdan. Los Cinco Cubanos no tuvieron un juicio justo y merecen el indulto o un nuevo juicio – no en Miami.
Obama sabe cómo hacer que Alan Gross vuelva a casa. Después de todo, Israel cambió a 1000 palestinos por un prisionero israelí.
Saul Landau es miembro del Institute for Policy Studies. Su filme QUE SE PONGA DE PIE EL VERDADERO TERRORISTA (con Danny Glover) está en DVD (cinemalibrestore.com). Danny Glover es activista y actor.
Hora de partir, el momento más doloroso de la visita a Gerardo Hernández. Un guarda de la prisión anuncia: “La hora de visita ha terminado”. Gerardo se pone contra la pared junto a los otros presos. Nosotros estamos de pie entre las esposas, hijos y madres. Finalmente, la pesada puerta de metal, controlada electrónicamente, se abre. Gerardo levanta un puño triunfante. Hacemos lo mismo. El se queda en el Infierno (ahora por 13 años). Nos vamos.
Manejamos de la penitenciaría de Victorville al aeropuerto de Ontario California, analizando el absurdo de cinco cubanos (uno en precaria libertad condicional) que ayudaron a los Estados Unidos a combatir el terrorismo pero permanecen encerrados en penitenciarías federales mientras Luis Posada Carriles, quien orquestó el sabotaje de 1976 a un avión de Cubana (73 murieron), cena en los mejores restaurantes de Miami. Entre sus visitas al proctólogo, Posada y otros lunáticos vejestorios, continúan maquinando la violencia contra Cuba.
Los jueces de la Corte Federal de Miami decidirán acerca de la apelación de Gerardo, que presenta nuevos hechos y evidencias: el abogado de Gerardo admite ahora haberlo representado de manera inadecuada; nuevos documentos revelan pagos realizados por el gobierno norteamericano a “periodistas” radicados en Miami quienes ofrecieron historias negativas acerca de los cubanos acusados, contribuyendo a condicionar la atmósfera del juicio. Finalmente, el gobierno norteamericano continúa negándose a entregar su mapa “secreto” que muestra el punto exacto donde, el 24 de febrero de 1996, Migs cubanos derribaron dos aeroplanos de Hermanos al Rescate. Los cubanos alegan que los incidentes ocurrieron en el espacio aéreo cubano, es decir, que no hubo delito alguno. Washington insiste en que los aviones fueron atacados en el espacio aéreo internacional, pero el NSA dijo que no podían revelar el crucial diagrama: “seguridad nacional”. Gerardo no jugó parte alguna en el drama –independientemente de dónde haya ocurrido el incidente.
Concordamos en que la política estadounidense hacia Cuba linda con lo absurdo. Por ejemplo, el Departamento de Estado colocó a Cuba en su lista de estados terroristas aunque los Estados Unidos hayan hecho de Cuba una víctima de ataques terroristas, que Cuba no ha reciprocado. Pero Ileana Ros-Lehtinen, jefa del Comité de Asuntos Internacionales del Senado, arguyó que “los Estados Unidos no deben negociar con un estado promotor del terrorismo”.
Esto estaba relacionado con su objeción a cualquier enfoque humanitario por parte de los Estados Unidos para liberar a Alan Gross. Convicto en Cuba por actividades relacionadas con la política de cambio de régimen promocionada por la USAID. Gross debe cumplir su sentencia de quince años o esperar a que el ejército de su país “libere” la isla. Ros-Lehtinen llamó al pueblo cubano a asesinar a Fidel Castro (ver el film de Landau QUE SE PONGA DE PIE EL VERDADERO TERRORISTA).
La retórica no sirve apenas a los intereses de Gross. Gracias a Ileana, podría permanecer en prisión hasta los 75 años de edad. Él extraña a su familia, tal como la extrañan los cinco cubanos en las prisiones estadounidenses. Al igual que Alan, también tienen familiares enfermos de gravedad. “Cuando mi madre murió en el 2009, yo no estaba en Cuba para enterrarla”, dice Gerardo.
Gerardo nos contó que él y Adriana, de 42 años, desean niños. Como también otro miembro de los cinco, Fernando González y su esposa. Los Estados Unidos le niegan las visas a sus conyugues. El tiempo se está acabando. El rostro de Gerardo deja ver un destello de angustia.
El caso de los Cinco recibe poca publicidad. No así el de Alan Gross, un contratista norteamericano sentenciado a 15 años por actividades destinadas a socavar el gobierno cubano . Los casos de Gross y de los Cinco son, sin embargo, diferentes. Gerardo recibió dos cadenas perpetuas más 15 años por conspiración para cometer espionaje y alentar y colaborar con un crimen –por supuestamente proporcionar información (que era pública) a las autoridades cubanas sobre los fatales vuelos de Hermanos al Rescate el 24 de febrero de 1996. Dado que el juicio tuvo lugar en Miami, la acusación no necesitó mostrar evidencias para ninguno de los dos cargos. ¡Imagínense a cinco judíos siendo juzgados en Berlín en 1938!
Tal vez Gross no comprendió la naturaleza de su misión, entrenar, de forma clandestina, a disidentes en el manejo de redes satelitales cerradas, con fines subversivos. “Los Cinco vinimos a La Florida para detener el terrorismo, no para desestabilizar el gobierno norteamericano”, dijo Gerardo.
Ciertamente, explicó Gerardo, Gross y los Cinco Cubanos son prisioneros y quieren volver a casa. Pero, añadió, “los medios de difusión reportan con regularidad acerca del judío-norteamericano encarcelado en La Habana por, supuestamente, ayudar a la comunidad hebrea a obtener tecnología de internet. Los líderes cubano-hebreos niegan que Gross haya ido a ayudarles. Las sinagogas en Cuba tenían acceso a internet mucho antes de la "visita" de Gross”, aclaró.
Ni, sonrió Gerardo, “entramos en los Estados Unidos con visa de turista, como hizo Gross”. En sus visitas a Cuba, “Gross nunca le dijo a sus contactos allí que era un contratista gubernamental al servicio de una política norteamericana de cambio de régimen. Imagínense a Cuba enviando agentes para derrocar el capitalismo e instalar un gobierno socialista. ¡Vaya! Salud pública gratis para todos – sencillamente porque todos los seres humanos la merecen”.
Gerardo se conduele por los problemas de salud de Gross. Alan recibe atención médica especial y no convive con criminales convictos. Los Cinco Cubanos dejaron de recibir con frecuencia atención médica en las prisiones de los Estados Unidos. Cuba ha permitido a Judy Gross visitar a su esposo.
Recientemente, grupos de judíos protestaron frente a la Sección de Intereses Cubana en Washington. Sus carteles que rezaban “Cuban Gross Injustice” [juego de palabras; “gross” significa “gruesa” o “grosera”] no hacían referencia a los Cinco Cubanos. Ellos, como el gobierno norteamericano, reclaman que Cuba libere a Gross. No le piden reciprocidad al gobierno de Obama: que libere a los cubanos, que han cumplido ya 13 años.
Obama podría hacer un gesto humanitario al liberar a los Cinco Cubanos. Cuba ya ha “expresado al gobierno de los Estados Unidos su voluntad de hallar una solución humanitaria al caso de Gross sobre bases recíprocas” (Nota de prensa del gobierno cubano. Diciembre, 2011).
Los medios de difusión estadounidenses ignoran las declaraciones de 10 Premios Nobel, Amnistía Internacional y el Grupo de Trabajo sobre Detenciones Arbitrarias de la ONU. Todos concuerdan. Los Cinco Cubanos no tuvieron un juicio justo y merecen el indulto o un nuevo juicio – no en Miami.
Obama sabe cómo hacer que Alan Gross vuelva a casa. Después de todo, Israel cambió a 1000 palestinos por un prisionero israelí.
Saul Landau es miembro del Institute for Policy Studies. Su filme QUE SE PONGA DE PIE EL VERDADERO TERRORISTA (con Danny Glover) está en DVD (cinemalibrestore.com). Danny Glover es activista y actor.