En el blog de Silvio Rodríguez aparece hoy una carta que en 1986 escribieron
Pablo Milanés y èl al contrarrevolucionario y agente de la CIA Montaner
cuando ambos hacían una visita a España.
La carta dice:
RESPUESTA A UNA PROVOCACION DEL SEÑOR CARLOS ALBERTO MONTANER
Aquí estamos de nuevo, como tantas veces desde aquel año en que por primera
vez el generoso pueblo de casi todo el Estado español dio bienvenida a
nuestras canciones. Siempre hemos vuelto con legítimo orgullo, como cuando
se visita la casa de un abuelo con honra. Nunca vinimos a quejarnos de lo
que, del hogar, nos pudiera inquietar; porque aunque el mundo es la gran
casa, tenemos un rescoldo caribeño que hemos sabido mantener tibio con el
compromiso del amor.
Pero sabemos que hay quienes no piensan ni sienten como nosotros. Incluso
existen quienes se proclaman artistas y mienten, se engañen o no a sí
mismos, porque han sembrado tanto odio que supone imposible una cosecha de
gracia.
Por ser parte de un proceso revolucionario como el cubano, como el nuestro,
no basta con escribir frases lapidarias desde una inmaculada urna de
cristal; hay que desgarrarse con toda la realidad que entraña el quehacer
cotidiano de mujeres y hombres que aman y sufren, que lo hacen mal, regular
o bien, que se equivocan y que son víctimas de equivocaciones, pero que no
eluden el reto que implica hacer cada día mejor y siempre más humana una
obra revolucionaria que indiscutiblemente es un ejemplo para América Latina.
Nadie confunda la humildad con el temor. Hemos tomado las armas, incluso
las terribles, para defender, sin reparar en riesgos, lo que consideramos
justo; el pueblo que edifica nuestra Revolución, la Revolución que edifica
nuestro pueblo. Y nadie nos paga para defender lo que creemos. Sólo
nuestra propia conciencia nos somete cada día a un riguroso pero necesario
examen y cuando no estamos de acuerdo con algo, así como cuando estamos de
acuerdo, lo cantamos y lo asumimos en Cuba y donde sea necesario. La única
prisión que padecemos es la de no poder librarnos de la espantosa verdad de
las guerras, la miseria, la ignorancia y toda la injusticia que mantienen
el egoísmo y la explotación en el mundo.
Aquí estamos de nuevo y como siempre regresaremos a Cuba. Estamos
orgullosos de vivir, de trabajar, de crear allí, de discutir y pelear a los
cuatro vientos para que todo se haga mejor, para nosotros mismos hacerlo
mejor; nunca creyendo que tenemos la verdad absoluta en nuestras manos,
porque la sencilla verdad, la nuestra, hace tiempo que la comparte la gran
mayoría de nuestro pueblo; y juntos, la recrearemos, como ahora, en trabajo,
en amor, en canciones, en dignidad.
Pablo Milanés
Silvio Rodríguez
Pablo Milanés y èl al contrarrevolucionario y agente de la CIA Montaner
cuando ambos hacían una visita a España.
La carta dice:
RESPUESTA A UNA PROVOCACION DEL SEÑOR CARLOS ALBERTO MONTANER
Aquí estamos de nuevo, como tantas veces desde aquel año en que por primera
vez el generoso pueblo de casi todo el Estado español dio bienvenida a
nuestras canciones. Siempre hemos vuelto con legítimo orgullo, como cuando
se visita la casa de un abuelo con honra. Nunca vinimos a quejarnos de lo
que, del hogar, nos pudiera inquietar; porque aunque el mundo es la gran
casa, tenemos un rescoldo caribeño que hemos sabido mantener tibio con el
compromiso del amor.
Pero sabemos que hay quienes no piensan ni sienten como nosotros. Incluso
existen quienes se proclaman artistas y mienten, se engañen o no a sí
mismos, porque han sembrado tanto odio que supone imposible una cosecha de
gracia.
Por ser parte de un proceso revolucionario como el cubano, como el nuestro,
no basta con escribir frases lapidarias desde una inmaculada urna de
cristal; hay que desgarrarse con toda la realidad que entraña el quehacer
cotidiano de mujeres y hombres que aman y sufren, que lo hacen mal, regular
o bien, que se equivocan y que son víctimas de equivocaciones, pero que no
eluden el reto que implica hacer cada día mejor y siempre más humana una
obra revolucionaria que indiscutiblemente es un ejemplo para América Latina.
Nadie confunda la humildad con el temor. Hemos tomado las armas, incluso
las terribles, para defender, sin reparar en riesgos, lo que consideramos
justo; el pueblo que edifica nuestra Revolución, la Revolución que edifica
nuestro pueblo. Y nadie nos paga para defender lo que creemos. Sólo
nuestra propia conciencia nos somete cada día a un riguroso pero necesario
examen y cuando no estamos de acuerdo con algo, así como cuando estamos de
acuerdo, lo cantamos y lo asumimos en Cuba y donde sea necesario. La única
prisión que padecemos es la de no poder librarnos de la espantosa verdad de
las guerras, la miseria, la ignorancia y toda la injusticia que mantienen
el egoísmo y la explotación en el mundo.
Aquí estamos de nuevo y como siempre regresaremos a Cuba. Estamos
orgullosos de vivir, de trabajar, de crear allí, de discutir y pelear a los
cuatro vientos para que todo se haga mejor, para nosotros mismos hacerlo
mejor; nunca creyendo que tenemos la verdad absoluta en nuestras manos,
porque la sencilla verdad, la nuestra, hace tiempo que la comparte la gran
mayoría de nuestro pueblo; y juntos, la recrearemos, como ahora, en trabajo,
en amor, en canciones, en dignidad.
Pablo Milanés
Silvio Rodríguez